Las
normas más elementales sobre la eficacia aconsejan que para formar un equipo eficaz se cuente con los mejores. Pero la
realidad nos dice que lo usual es que los equipos y sus jerarquías, en
cualquier actividad, se formen y se constituyan siguiendo el esquema de la “pirámide
sin sombras”. Esto es: cada nivel que sostiene la estructura piramidal se sustenta en uno inferior
más mediocre e ineficaz, pero con menores
expectativas de brillar con luz propia, no ensombreciendo, por tanto, al nivel superior.
Esto conlleva que quien promociona a alguien al grado de su mayor incompetencia
es porque ya él mismo lo alcanzó previamente, y se ve obligado a sobrevivir sobre
un lecho de incompetencia múltiple, que es en lo que acaba convirtiéndose la
“pirámide sin sombras”, circunstancia que no deja de tener sus riesgos pues a los ineptos,
como a las escopetas, los carga el diablo, y cualquier momento es bueno para
que se disparen de forma estrepitosa e inoportuna.
La
percepción que se suele tener de este fenómeno es que cuando un inepto confeso
ostenta un cargo éste está vacante, y por tanto una legión de incompetentes
pululan y aspiran a él. Ya Ortega y Gasset se lamentaba de esto, en el pasado
siglo, cuando ponía de manifiesto que en
política se solía prescindir de los mejores. Y no sólo en política, también en
cualquier actividad humana en la que se
encumbre a un mediocre que no proyecte sombra sobre el valedor que lo promociona.
El
bolero que compuso Armando Manzanero, y cuya letra dice aquello de “esta tarde vi llover, vi gente correr y no
estabas tú”, nos puede definir el síndrome que padecen quienes más que
gozar con el deseo propio de “estar”, lo hacen con el hecho de que otros “no
estén”, aunque aguanten el chaparrón. Esa es la pasión del mediocre prepotente por
ningunear a los demás. Se justifica diciendo que hace lo que tiene que hacer, aunque le cabrea sobremanera que otros
digan lo que tienen que decir, sobre
todo si no forman parte de “su” personal pirámide sin sombras.
Publicado en
DIARIO JAÉN, hoy domingo 16 de septiembre de 2012
(Twitter:
@suarezgallego)
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