domingo, 19 de mayo de 2024
viernes, 21 de julio de 2023
El pavo de huerta o el carruecano
DEL SABER Y LA VERGÜENZA
Solía decir la tía Virtudes, vieja relimpia ya nacida
viuda, según contaban maliciosamente, la cual manejaba el legón con más arte y
más fuerza que un hombre, que la cultura la daban en las escuelas pero la
vergüenza se repartía con la teta. Y no le faltaba razón, pues habiendo
fallecido su marido, carne de pozo minero, siendo ella muy joven no tuvo más
remedio que agarrarse a la huerta y llevar su luto de por vida con la decencia
del lomo doblado a pie de noria.
Aunque no sabía ni de cuentas ni de escrituras, no
despreciaba las cosas del saber, pues a pesar de decir que las letras en los
libros parecían hormigas en busca de su hormiguero, gustaba oir lo que en ellos
se decía, aunque no fuera más que por no hacer alarde de su obligada y no menos
injusta ignorancia.
Tienen las tierras de Jaén en los pueblos que le dan
entrada por el norte, los que fundó Carlos III, y en el Fuero de Población que
los gobernó hasta 1835, un tesoro para la cultura universal de lo popular,
desde cuando de este modo se dijo en uno
de sus artículos: "Todos los niños han de ir a las Escuelas de primeras
Letras, debiendo haber una en cada Concejo para los Lugares de él; situándose
cerca de la Iglesia, para que así puedan aprender también la Doctrina y la
Lengua Española a un tiempo". Pocas cartas pueblas o constituciones del
Orbe conocido en aquel 1767, tenían artículos con la fuerza cultural de éste,
que hacía residir en el agricultor que sabía leer y escribir, y trabajar el
campo, el nervio de la fuerza de un Estado.
Se casó la tía Virtudes en una aldea de estas poblaciones
y en ella pasó su larga viudedad, y fue su mayor tarea durante la misma que sus
hijos encontraran en las filas de hormigas que las letras hacían en los libros,
el hormiguero que les diera la sabiduría. No olvidaría nunca aquellos tiempos,
antes de los sesenta, en que no se había inventado la semana inglesa en esta
Celtiberia y los niños no iban al colegio el jueves por la tarde. Aprovechaba
entonces para bajar con otras mujeres a lavar al rio por la mañana, tender la
ropa al medio día y esperar a que la tarde secara las únicas sábanas y las
únicas camisas blancas de los domingos.
Entonces vendrían los niños a comer a la orilla del rio y al anochecer
ayudarían a subir la canasta de la colada hasta el pueblo.
Preparaba Virtudes para ese día una perolilla de pavo de
huerta, carruecano cogido a pie de mata y cocinado por la noche en aceite de
oliva. Unas rodajas de chorizo y una guindilla darían ánimos a los brazos que
como dos remolinos chapoteaban los cuellos de las camisas en el agua del rio.
Los niños buscaban el escondrijo que alguna rana despistada compartía con un
cangrejo y en los intermedios metían en el pavo un sopón de pan a modo de
cuchara y con eso se contentaban.
Y la tía Virtudes soñaba que si volviera a nacer
aprendería a leer y escribir, que siempre sería mejor saber lo que ponía en las
letras del lagarto que venía dibujado en el jabón, aunque bien pensado para
entonces ya no habría ríos ni niños que a sopetones se comieran el carrueco en
aceite en el tremolar de las blancas sábanas y las camisas que siempre la vergüenza
tuvo por bandera.
© José María Suárez
Gallego
martes, 18 de julio de 2023
jueves, 13 de julio de 2023
Tiempo de siesta
Las chicharras chirrían en el silencio de la veleta inmóvil.
Silencio de siesta cuando se asciende al sopor de la tarde en caída libre por la rosa de los vientos.
¡Sólo tú dormida en mi desnudez eres Gorgoola!
Tiempo de siesta, sopor de chicharras y veletas sin viento en tus pestañas.
Veleros sin horizonte, ni brisas en tus besos dormidos.
¡Sólo tú eres siesta y silencio reprimido de la veleta navegante!
¡Sólo tú eres frontera y horizonte del eco sempiterno de mi siesta!
© José María Suárez Gallego
lunes, 10 de julio de 2023
Escupiendo a barlovento
Recuerdo aquellos tiempos en los que cambié la trinchera del desencanto por el noble menester de ser corresponsal de barra tabernaria, más que de guerra de salón, en los que guardaba en el cajón de mi mesa un diario de vivencias –sempiternamente inédito— al que titulé “Escupiendo a barlovento”, y cuya dedicatoria decía así: “A mis amigos en el poder. Piadosamente”.
Escupir a barlovento es la lección primera que ha de aprender todo grumete a la hora de embarcarse, ya sea por mera aventura lúdica, ya sea por el sólo deseo de adentrarse en el mar tenebroso de las singladuras del poder. Escupir a contraviento, esquivando tu propio salivazo devuelto por la galerna, es la reválida que la universidad de la vida le hace pasar a todo aquel que lleva cumplida relación de todas las cosas que «me duelen hace tiempo en los cojones del alma», que diría nuestro Miguel Hernández.
© José María Suárez Gallego
viernes, 23 de junio de 2023
Ante la Puerta del Destino
Hay veces que ante la Puerta del Destino te das cuenta de que hay cosas que no te cuadran, pero como matemático y poeta te consuela comprobar que desde los tiempos de Pitágoras, un ángulo recto, dos catetos y una hipotenusa, resolvieron la ecuación de sus relaciones cordiales.
Tras la Puerta del Destino siempre hay una playa en la que naufragar, la Playa de los Paramecios, en la que no dejan naufragar a nadie que sepa Geometría.
Cuestión de escuadra, compás y saber nadar, para que no te quiten la ropa de quedarte desnudo ante la Puerta del Destino.·.
© José María Suárez Gallego
sábado, 7 de enero de 2017
Ahora que termina la Navidad
Foto de Victor Gonzálo |
Instintos básicos
viernes, 13 de noviembre de 2015
El proyecto Fuero 250
sábado, 17 de octubre de 2015
El "mismísmo" victimísta de octubre.
jueves, 2 de julio de 2015
El agujero del capuchón
viernes, 7 de marzo de 2014
Elogio de la fregona en el Día de la Mujer, 8M
¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!
(AUNQUE AÚN HAY MUJERES QUE SUFREN MALTRATO. LLAMA ENTONCES AL 016, NO DEJA HUELLA EN LA FACTURA TELEFÓNICA Y ES GRATUITO)
(@suarezgallego)
lunes, 3 de marzo de 2014
La sangría
Publicado en Diario JAEN el martes 4 de marzo de 2014.