Las chicharras chirrían en el silencio de la veleta inmóvil.
Silencio de siesta cuando se asciende al sopor de la tarde en caída libre por la rosa de los vientos.
¡Sólo tú dormida en mi desnudez eres Gorgoola!
Tiempo de siesta, sopor de chicharras y veletas sin viento en tus pestañas.
Veleros sin horizonte, ni brisas en tus besos dormidos.
¡Sólo tú eres siesta y silencio reprimido de la veleta navegante!
¡Sólo tú eres frontera y horizonte del eco sempiterno de mi siesta!
© José María Suárez Gallego
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