jueves, 28 de febrero de 2013

Matasellos del Campeonato Nacional de Cross por Equipos de Guarromán de 1988.




Matasellos conmemorativo de edición numerada, que promovió el Seminario de Estudios Guarromanenses, futuro Seminario de Historia y Cultura Tradicional "Margarita Folmerin", del Campeonato de España de Cross por Clubs, celebrado hace 25 años en Guarromán, suponiendo un gran evento en el pueblo. 

La 2 de TVE dedicó 50 minutos de retransmisión deportiva en directo. Recibimos la visita de cerca de 12.000 visitantes y 1.200 atletas, y se puso a Guarromán en el mapa nacional deportivo. 

Se ha perdido una buena oportunidad de conmemorar este 25 aniversario, que se cumple hoy, hecho del que no pueden presumir otros pueblos de Jaén ni de España. ¡En fin...!


jueves, 14 de febrero de 2013

Fin del pontificado de la Gloria del Olivo




Mira, paisano, la apabullante ferocidad con la que la realidad irrumpe en nuestro vivir de cada día a través de los medios audiovisuales, hace que, a modo de autodefensa, acabemos exiliándonos en las ínsulas de la irrealidad lúdica. Es como si nuestra conciencia –“conocimiento exacto y reflexivo de las cosas”— se saturara de la cruda existencia, sobre todo de la que viven otros, y lejos de asustarnos o conmovernos, simplemente nos resultara indiferente. La consecuencia, paisano, es que todo lo que no nos atañe muy directamente acaba resbalándonos. Nos resulta más cómodo, divertido y atrayente perdernos en la verdad posible que esconde toda ficción y todo misterio, antes que enfrentarnos a la realidad ajena.
 Recibo a través de la web municipal de Guarromán un correo electrónico dirigido al cronista oficial, en el que alguien que merece todos mis respetos me comunica que está investigando la posible relación del nuevo papa Benedicto XVI con las profecías de San Malaquías, en las cuales se designa este pontificado como el de la “gloria del olivo”. Mi desconocido comunicante trata de establecer una posible relación partiendo del hecho de que Joseph Ratzinger es de origen bávaro, como lo fue Juan Gaspar de Thürriegel, el asentista y aventurero que en el siglo XVIII trajo a más de seis mil colonos alemanes –algunos procedentes de Bavaria— a las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, en la comarca norte de Jaén, tierra de olivos por excelencia. Para ello me solicita que le comunique si hubo algún colono Ratzinger que pudiera estar emparentando con el nuevo Papa, y por ese hilo llegar a desliar el rocambolesco ovillo del misterioso significado vaticinado por San Malaquías en su “Gloria Olivae”.
 Le contesto a mi desconocido internauta que repasaré mis fichas de colonos, prometiéndole contestarle pronto, si bien le sugiero mientras tanto una nueva línea de investigación elucubrativa: El cardenal Joseph Ratzinger, hasta su elección como Papa, ha sido el presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es lo que hasta el año 1965, fecha cuando la rebautizó el papa Pablo VI, fue la Congregación del Santo Oficio. Es decir, paisano, la Inquisición pura y dura, que llevaba en su escudo un ramo de olivo representando la misericordia hacia los arrepentidos, junto a una espada levantada símbolo del castigo a los herejes convictos. Ambas imágenes flanquean una robusta cruz de enebro cuyos brazos tanto nos recuerdan los contundentes bastos de la baraja. En el óvalo que los rodea puede leerse el salmo 73: Eurge domine et judica causam tuam (“Levántate, Señor, y juzga tu causa”).
 No sé qué decirte, paisano, pero el olivo en el escudo de la Inquisición y la pretendida gloría que le augura San Malaquías para el pontificado de Benedicto XVI acaban inquietándome sobremanera.
No desfallezco y ante esta ínsula de irrealidad lúdica me afano denodadamente deseando encontrar cuanto antes al colono Ratzinger entre los que poblaron Sierra Morena en el siglo XVIII. Sería todo un alivio.
Publicado en Diario JAEN el 10 de mayo de 2005

Vuelvo a reproducirlo cuando el pontificado de Benedicto XVI llega a su fin. Al menos bendijo a alguien que vive entre olivos, y eso ya es una "gloria del olivo" personal.

(@suarezgallego)

lunes, 4 de febrero de 2013

Entrañable Manolo "El Sereno"




Michael Jacobs, Manolo “El Sereno” y José María Suárez Gallego en la primavera de 2002 en la Aldea de Los Rios, Guarromán.


Dicen las estadísticas que somos en la provincia de Jaén los andaluces que más nos resistimos a abandonar el terruño, siendo al mismo tiempo los que menos nos va eso de irnos a las grandes metrópolis. Por el contrario, es Jaén la provincia que en cifras relativas recibe a más extranjeros decididos a establecerse entre nosotros.

Atrás quedaron los años de aquella década que llamaron prodigiosa --la de los sesenta del pasado siglo XX-- cuando los planes desarrollistas de entonces tuvieron  como “efectos colaterales no deseados” el desprestigio del mono de trabajo; toda  madre quería entonces para su hijo, evidentemente, una bata blanca de médico antes que un mono de peón, ocurriendo que terminaron los médicos vistiendo unos monos color  verde quirúrgico,  y los currantes de los talleres mecánicos la bata blanca que los ilustres doctores en medicina abandonaron con la llegada de los nuevos tiempos. Se desacreditó también entonces la bicicleta de ruedas grandes y barra en medio como saludable vehículo  sostenible por el sólo hecho de haber  sido el símbolo de una posguerra de hambrunas llena de estraperlos y cartillas de racionamiento; pero, sobre todo, y  esto es lo más grave, por aquellos entonces surgió un sentimiento de vergüenza para todos los que eran de pueblo, encargándose algún cine ramplón de ridiculizar a cuantos paletos, catetos, cazurros, garulos, castrojos, maquetos y  charnegos no habían emigrado aún desde la desesperación y el abandono de sus pueblos hacia los cinturones industriales de Madrid, Barcelona  y Bilbao. Nadie quería entonces parecer de pueblo, y en las escuelas  se enseñaba a los niños y a las niñas a hablar “finolis” y a tener ademanes de ciudad, que por lo visto era lo mejor que se podía ser entonces.

Nos ha dejado el entrañable “hombre de pueblo” Manolo “El Sereno”, protagonista de La fábrica de la Luz (Ediciones B, 2010) del escritor británico-frailero, Michael Jacobs, paradigma del “espíritu de pueblo” que tristemente va diluyendo la paradoja del “progreso globalizado” como un espejismo del desierto.


(@suarezgallego)


Publicado Diario JAEN el domingo 3 febrero de 2013.