Fotografía
de Richard Pullar
Comer es, ante todo, un derecho que
se ejerce de forma desigual en este mundo cruel que soportamos, en el que la
mitad de los humanos se muere de hambre vergonzante, y la otra mitad se come su
vergüenza buscando en los contenedores algo que llevarse a la boca, o ahoga el colesterol
de su opulencia deshojando la margarita para decidir qué dieta adelgazante ha
de comenzar el próximo lunes, como otros tantos lunes del año.
Comer mal es una soberana temeridad.
Injusta para aquellos a los que les falta el condumio; revestida de estupidez
para aquellos otros a los que les sobra la diaria pitanza. En definitiva: Comer
bien es, sobre todo, una obligación apoyada en la justicia y la sensatez.
El gran Antonio María Carême
(1784-1833), el francés que es tenido en la Historia como "el cocinero
de los reyes y el rey de los cocineros", inventor en su juventud del
merengue y los crocantis, escribía a propósito del desplome del Imperio
Romano, y de cómo se apagó allá en el siglo V ante las venerables barbas de San
Crisóstomo, toda una civilización que había dominado el orbe conocido: "Cuando
ya no hubo cocina en el mundo, tampoco hubo literatura, inteligencia elevada y
rápida, ni inspiración, ni idea social". Fue el momento en el que
Atila entró a saco con los "hunos", y los “otros” también, en
la vieja Europa, y el buen comer, con sus entresijos culturales, hubo de
refugiarse en las cocinas de los conventos y pasar la noche del Medievo.
Hoy por hoy, a las puertas de un
nuevo Medievo, tenemos poetas que canten nuestra cultura; músicos que le pongan
ritmo y compás; artesanos de primera; aceituneros altivos que trabajen el tajo
olivarero; empresarios avispados; políticos toreros que dan capotazos a diestro
y siniestro; filósofos de taberna que siguen buscando el sur; guisanderos afamados; gourmets empedernidos...
Afortunadamente también contamos
con una nueva generación de
emprendedores que tiene muy claro que más que romper fronteras hay que tender
puentes. No se trata de irse, sino de asegurarse el retorno con el pan debajo
del brazo.
(@suarezgallego)
Publicado en Diario JAEN, el domingo11 de noviembre de 2012
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